Es una noche de noviembre, recién ha pasado mi cumpleaños y me he dado cuenta de que, los años pasan y yo tengo más y más de todo: más años, más sabiduría, más peso, más achaques (y vaya que sí) así como más experiencia, conocimiento, obras, música, etc.
Y de pronto, como un caprichoso día de febrero, me entra en la cabeza la idea de documentar todos aquellos aportes y esquemas que, a lo largo de mi trayectoria como cantor y corista en la iglesia, he realizado. En absoluto pretendo ponderar con bandera de liturgista o laico metiche y comprometido, sencillamente quiero dar a conocer, a tí amable lector, mi experiencias, parte de mi repertorio y el por qué de éste. Pues bien... empecemos... y que mejor manera de hacerlo que por el fin.
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